La quimioterapia es el tratamiento de primera opción para muchos tipos de cáncer y casi siempre se usa como tratamiento sistémico en el que se administran uno o más fármacos antitumorales combinados que viajan a través de todo el cuerpo para llegar hasta las células del cáncer, donde sea que se hayan propagado con el fin de frenar o retrasar el crecimiento de las células cancerosas.
Los principales objetivos de emplear la quimioterapia como tratamiento son: la curación (siempre que sea posible); mantener la enfermedad bajo control (evitando que se propague o retrasando su crecimiento); y por último, también puede ser utilizada en etapas avanzadas para aliviar algunos síntomas, mejorando la calidad de vida del paciente.
La frecuencia y la duración de la quimioterapia dependen del tipo de cáncer, de los objetivos del tratamiento, de los medicamentos que se van a utilizar y de la forma en que el cuerpo responda a ellos.
Hay tumores que tienen receptores en sus células tumorales que los hacen sensibles a determinadas hormonas, las mismas estimulan su crecimiento. Para esto disponemos de 2 tipos de tratamientos:
La inmunoterapia es el nuevo paradigma de tratamiento de enfermedades oncológicas, por su escasa toxicidad y sus excelentes resultados a largo plazo. Consiste en el uso de fármacos para ayudar al sistema inmunitario de una persona a combatir el cáncer, es un tipo de terapia biológica, que utiliza sustancias producidas por el organismo o creadas en un laboratorio.
Son medicamentos que atentan contra cambios genéticos específicos que contribuyen al crecimiento de las células cancerosas. Estas terapias atacan el funcionamiento interno de las células cancerosas, puntualmente de las partes que hacen que éstas sean diferentes de las células normales y sanas.
Tienen mayor selectividad por las células tumorales, producen menos efectos secundarios y esto permite poder administrar mayores dosis de fármaco.